47. Vivek. La conciencia. Tercer ojo, con el que se puede
percibir el ser del fenómeno, y distinguir lo sutil de lo grosero. Así
puedo evitar mi retroceso a los apegos materiales. La dualidad ya tiene poco efecto sobre
mi percepción de la unidad. La conciencia me
transporta a la Felicidad (62). Saraswati. Plano de la neutralidad. Hasta ahora no había podido
controlar el equilibrio entre las energías masculinas y las femeninas.
Ahora la energía neutra comienza a treparme por la columna, lo positivo y
lo negativo desaparecen. Sólo lo neutro queda más allá de la existencia.
Soy un espectador del juego.
48. Yamuna. Plano solar. Es el plano de la energía
masculina. La preocupación central del jugador que vibra aquí es el poder,
la destrucción, la identificación de sí mismo, del mismo modo que el sol
quemaría el planeta. Equilibrarse aquí
sin la energía lunar es imposible.
49. Ganges o Ganga. Plano lunar. Es la raíz de mi fuente de energía
femenina. Mediante la meditación el jugador llega al plano lunar, donde
obtiene la comprensión del fenómeno femenino. El jugador que vibra aquí
aprende que las emociones humanas se exacerban cuando hay Luna Llena del mismo modo que
las mareas alcanzan su punto máximo. En este nivel, toda energía es una
sola y la energía femenina deja de ser destructiva y se convierte en una
de las más constructivas dentro del juego con mis dos polos funcionando al
unísono. Soy un campo magnético.
50. Tapah-loka. Plano de austeridad. El tema de esta hilera es la
práctica de la meditación. Reconozco los karmas que me pueden, pero
conozco también la plenitud de vibrar sin ellos. A través de la
austeridad, obtengo dentro mío lo divino. Así es más fácil quemar los
karmas que me quedan.
51.Prithvi. La Tierra. La tierra es el escenario donde la
conciencia juega sus papeles. Aquí, el jugador comprende que hay nuevas
maneras de jugar que antes estaban completamente por las amarras de los
chakras inferiores. La tierra no es
sólo un planeta, es la madre Tierra: una unidad viva amenaza de un peligro
inminente.
52. Himsa-loka. Plano de la violencia. La ira es una reacción de defensa
personal, pero para ser violento en cambio, necesito una gran confianza en
mí mismo. La violencia nace sólo cuando poseo una verdad: me creo el
agente del universo y la violencia me surge en el afán de reformar la
conciencia de los otros…En casos extremos, puedo incluso desear que
mueran, así sus conciencias saldrán de la ignorancia. Cola de serpiente de Purgatorio (35), allá voy a purificarme.
53. Jala-loka. Plano líquido. El agua que absorbe
calor está aquí para apagar la energía de la violencia y transformarla en
ejercicio espiritual. El agua no tiene forma propia, adopta la del vaso
que la contiene. Cuando vibro aquí adquiero la misma habilidad del
agua…Reconozco que quepo en cualquier forma. Puedo transformarme en eso
que conforma el ser y sólo cuando adquiero este conocimiento se disuelve
la ilusión identificatoria.
54. Bhakti-loka. Devoción/
ejercicio espiritual. Es el medio directo de experimentar la conciencia
cósmica. Aquí, puedo entender que Lilah, el juego, es la naturaleza
física. Cada estado, cada casillero, es un juego la misma energía divina,
una manifestación distinta de la misma unidad. Esta conciencia devuelve lo
múltiple a lo único. Busco una unión indivisible, una conciencia sin
dualidad, una bendición. Y allá arriba voy, directo a la Conciencia
Cósmica (68), donde vuelvo a nacer,
finaliza o empieza otra vez el juego.
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